miércoles, 31 de agosto de 2016

Carta a mi yo futuro

Querida yo del futuro,
Me gustaría que invirtieses un poco de tu tiempo en mi, en ti misma, en la persona en que te has convertido y en quien solías ser.
Quiero pensar que algún día releerás esta carta, que dudarás de cuando o porqué la escribiste (reconozcámoslo, no será la primera ocasión en que te reencuentres con tus propias palabras y sonrías incrédula por no entender el motivo de las mismas), y sólo quiero decir al respecto que espero que recuerdes aquellos tiempos en los que tuviste que apoyar a las personas que te importaban (supongo que eso será suficiente).
No sé cuando ni con quien estarás leyendo ésto, pero necesito preguntarte algunas cosas, como si has viajado tanto como te gustaría, si sigues teniendo esas ganas de comerte el mundo -con todos y cada uno de sus rincones-, si se te eriza la piel con ciertas caricias y si estás rodeada de personas por las que valga la pena luchar. 
Quiero saber si has aprendido a parar el tiempo para recordar los momentos importantes, a quitarte el reloj en los momentos que valía la pena vivir. Si has sentido alguna vez la necesidad de huir, y si lo has hecho. Si sigues siendo tan preguntona como en el momento en que escribiste estas palabras.
Si sigues encontrando placeres en cosas tan sencillas como un ataque de risa o una tarde de sofá en buena compañía. 
Y, por encima de todas las anteriores, aunque sea una mezcla de éstas, si eres feliz, si has conseguido tus metas y has luchado contra aquellos que pretendían dificultarlas.
Ojalá hayas roto más veces a reír que a llorar, aunque ambos sean sentimientos por los que valga la pena hacerse añicos.
Dime que nadie te ha privado de nada -incluyéndote a ti misma en ese grupo-, y que has encontrado aquello que buscabas.

Llegados a este punto supongo que no hace falta que te recuerde las ganas de vivir que tenías, tus ganas de viajar, de sentirte segura, de luchar y de escribir. Ojalá sigan esas ganas en ti.

Se que se te hará raro que te escriba directamente, al igual que a mi en estos momentos. Soy tú con veintidós años y sólo pretendía hacerte recordar todos los momentos desde que escriba este texto hasta que tu lo leas (con la esperanza de que sigas siendo la misma persona, a pesar de que hayas cambiado con el tiempo).

Sin cera.
N