domingo, 24 de marzo de 2013

Que si no prometo el cielo es por mi vértigo

Le temo a las alturas,
porque cuanto más alto subas
más fácil será romperte con la posterior caída.

Así que ignoremos esos "tres metros sobre el cielo"
e intenta mantenerme con los pies sobre el suelo
-porque yo tiendo a volar-.



No voy a escapar, pero déjame ir.

viernes, 8 de marzo de 2013

8 de marzo

Huyamos a un lugar donde no exista la distancia, ni los imposibles. En el que hablemos en un susurro, por miedo a que todo se rompa.
Donde desaparezca el frío, bajo las sábanas de tu cama. Donde las sonrisas duren años y las lágrimas sean breves.
Vuelve, y quédate aquí. Explícame porque siento como si te hubiese echado de menos todo este tiempo. No pronuncies "para siempre"s, ni hagas promesas quebrantables.

Arranca el coche, sin mirar atrás, y llévame a tu rincón favorito de este mundo. Baja las ventanillas y déjate llevar con el viento cuando éste nos acaricie.
Grítale al mundo lo que sientes, o que "lo sientes".

Pasa tu mano por mi pelo, haciéndome quererte, sin darme cuenta.
Y, luego, búrlate de mi, porque me he vuelto una cursi.



E invítame, si quieres, a ver una película de esas que prometen
besos dulces
y palomitas saladas.

domingo, 3 de marzo de 2013

Fearless

-Y nosotros, ¿Que somos?- preguntó, dejándome sin palabras
Una tormenta estalló en mi interior. Creo que jamás existieron palabras suficientes para explicarnos.
Porque eramos como los primeros acordes de una canción, los versos tachados de un poema inacabado -por ser demasiado cursis.
Eramos esa sonrisa de "nena, estoy aquí y no pienso marcharme" y esas llamadas en plena madrugada. Esa indiferencia fingida.
Eramos el "sí" y el "no". Un crucigrama en el que te das cuenta de que no existe una respuesta posible, y ese sentimiento de saber que tienes todo lo que quieres frente a tus ojos.

-Somos felices, libres, confundidos y solitarios. Todo a la vez -sonreí- y del mejor modo posible.
-Somos el rojo de tu pintalabios favorito- Murmuró, sonriente. Y, por un instante, me pregunté como el amor podía ser tan fuerte.


Porque quererle fue como conducir un Maserati nuevo por un callejón sin salida. Rápido como el viento, apasionado como el pecado. Con un final inesperado.