Me apoyé contra la barandilla y suspiré, mirando el mar. Ese lugar era precioso, "tengo que mudarme aquí algún día" pensé para mis adentros, y se me escapó una sonrisa.
Cerré los ojos y noté ese dulce olor a sal embriagandome. Oi unos pasos, sabia quien era, así que no abrí los ojos, así se estaba mejor. Noté sus manos rozándome, abrazándome por atrás y un escalofrio me recorrió, y al darme cuenta, me ruboricé (siempre habia tenido ese "don" de ponerme colorada en los momentos más inoportunos), me giré lentamente, sin abrir los ojos todavia, y me abrazó.
La suave brisa nos acariciaba y yo empecé a tener frio. Abri los ojos, y los suyos me miraban con ese azul suyo tan claro, reflejando el azul del mar, y dejé de tener frío, su mirada era suave, dulce, calentita..
Y nos quedamos mirandonos, sin decir nada, solo escuchando las olas rompiendo contra la arena, y esa sensacion era suficiente para ser feliz.
Sí, era la mañana perfecta, en cualquier estación.
"A mi solo me gustan los siempre que duran todalavida"
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