sábado, 7 de mayo de 2011

Mar.

Salí fuera, de buena mañana, a esa terraza al sur de la casa. Se estaba bien, no hacia calor ya que la brisa del mar me acariciaba suavemente, pero tampoco hacia frio. Era la perfecta mañana veraniega.
Me apoyé contra la barandilla y suspiré, mirando el mar. Ese lugar era precioso, "tengo que mudarme aquí algún día" pensé para mis adentros, y se me escapó una sonrisa.

Cerré los ojos y noté ese dulce olor a sal embriagandome. Oi unos pasos, sabia quien era, así que no abrí los ojos, así se estaba mejor. Noté sus manos rozándome, abrazándome por atrás y un escalofrio me recorrió, y al darme cuenta, me ruboricé (siempre habia tenido ese "don" de ponerme colorada en los momentos más inoportunos), me giré lentamente, sin abrir los ojos todavia, y me abrazó.

La suave brisa nos acariciaba y yo empecé a tener frio. Abri los ojos, y los suyos me miraban con ese azul suyo tan claro, reflejando el azul del mar, y dejé de tener frío, su mirada era suave, dulce, calentita..

Y nos quedamos mirandonos, sin decir nada, solo escuchando las olas rompiendo contra la arena, y esa sensacion era suficiente para ser feliz.

Sí, era la mañana perfecta, en cualquier estación.





"A mi solo me gustan los siempre que duran todalavida"

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