lunes, 7 de julio de 2014

XX

Hace unos días me entretuve en leer palabras que escribí hace tiempo. Gasté horas embriagándome de frases y sentimientos que ahora se me hacen lejanos. O cercanos, tal vez. Ni yo misma lo se.
Debo reconocer que me sentí confusa, emocionada y feliz. Todo a la vez. Y del mejor modo posible.
Traté de atrapar mis propios pensamientos, buscando alguna explicación lógica a tantos cambios en estos últimos doce meses, y me frustró no encontrar ningún razonamiento con sentido (aunque frustrarme tampoco tenga demasiado mérito).
En este último año han cambiado tantas cosas que a veces dudo sobre seguir siendo la misma persona de antes. O sobre si sigo siendo esa misma persona a pesar de no seguir igual.
Supongo que son cosas que pasan. Que maduras poco a poco y te das cuenta de repente, como casi en todo. Y cuando te das cuenta algo dentro de ti se rompe, o se enciende, depende de como quieras verlo.
He aprendido que solo si corres el riesgo de ir demasiado lejos, aprendes realmente donde están tus límites, hasta donde eres capaz de llegar, y no creo que eso sea malo, en absoluto. También he aprendido que si realmente algo no te importase tanto no perderías tiempo hablando de ello, escribiendo sobre ello o simplemente pensándolo. Que el hecho de que no entiendas algo no implica que esté mal. Que el tiempo es una excusa para alargar algo que sabes que va a terminar.
Y que madurar implica entender que no todas las historias tienen un final feliz, pero que ello no las despoja de haber sido una experiencia inolvidable.

Debo reconocer que he llegado a una conclusión que me ha hecho fascinarme conmigo misma: No tengo ni idea de lo que estoy haciendo en la mayoría de aspectos de mi vida.
Y es una sensación maravillosa.

5 comentarios:

  1. A todos nos pasa eso. O por lo menos a mí también.
    Los cambios son necesarios, nos hacen adaptarnos a la vida. No siempre son para bien, pero de esos al final te desprendes en el camino de tu vida o sí lo son, y pasan a formar parte de ti.
    Lo que no se va a pesar de las muchas vueltas que dé la vida es lo que realmente somos, nuestra esencia, lo que nos define. Y es eso lo que maquillamos de una manera u otra según cambiamos.
    un besoo!

    ResponderEliminar
  2. Es una reflexión preciosa, como poner tres puntos suspensivos a todo un año de experiencias :3.
    El hecho es que tras poner palabras a tus sentimientos, cada vez que los relees es como si volvieras a sentirlos, casi tan vivos como la primera vez.
    Muchos besos desde lecturasilencosas.bogpsot.com

    ResponderEliminar
  3. Feliz cumpleaños N, eres increíble.

    ResponderEliminar
  4. Es increíble, pero he sentido lo que sentías al escribirlo, te lo juro.
    Tienes tanta razón en eso de que no todas las historias tienen un final feliz pero eso no las quita de haber sido una experiencia inolvidable...
    Probablemente la vida sea eso, un conjunto de experiencias que se van sucediendo una después de otra, no podemos continuar nuestra vida si nos atascamos o empeñamos en una de ellas, pero si algo tengo claro es que de todo se aprende, o se madura, como tú escribes y razonas.
    Yo tampoco sé que hago con mi vida, pero a lo mejor no planificar nada es la mejor manera de vivir.
    Perdona mi tardanza en la visita y gracias por dejarme tu huella.
    Dibujando en las nubes en http://albordedetucama.blogspot.com.es/
    M.

    ResponderEliminar
  5. Me has vuelto a poner los pelos de punta. Eres increíble.

    No hay nada de malo en ver cómo hemos cambiado, o ver cómo han cambiado nuestros puntos de vista. Eso forma parte del vivir y, como bien dices, a pesar de que ninguno sepamos qué estamos haciendo exactamente, es una experiencia única y maravillosa.

    Te animo a que sigas escribiendo así de bonito, se te echa en falta. Perdona por tardar tanto en leerte, el verano me absorbe :)

    Un abrazo muy grande!

    ResponderEliminar