Driving slow on sunday morning

Sonríe, y esa sonrisa le ilumina los ojos.
Prescinde del maquillaje y se adentra en la gran ciudad, subiéndose en el gusano subterráneo. Se fija en su alrededor y decide regalar miradas, y sonrisas.
10 metros bajo tierra, piensa en la felicidad propiamente dicha, en el olor de un suspiro y el sonido del silencio. Piensa en todo y en nada, en lo posible y lo imposible.

Busca por la calle algún método factible,
para hacer de la felicidad algo tangible,
y lo encuentra.
Y ahí está, en plena calle, derrochadora, comprando rosas por doquier, regalándolas a desconocidos junto a una nota:

                           "Alguien te quiere"

Y si alguien le pregunta el porque, simplemente sonríe.

La vida es como el eco, que te devuelve todo aquello que das.

In darkness you are all I see, 
come and rest your bones with me
driving slow on sunday morning 
                    and I never want to leave.

Dream it. Wish it. Do it.

Hoy me he levantado luchadora, creo, y he decidido decirte lo que pienso.
No moriré sin decirte que te he echado de menos, sin susurrarte las mayores cursiladas que jamás hayas oído y que nos riamos ambos de mi(o conmigo) por haber cambiado mis argumentos de tal forma. Haber cambiado completamente, según dicen.
No me iré sin prometer que volveré, sin visitar por última vez la calle mágica número 16, en la avenida "Paraíso de Octubre".

Un día de estos empezaré a vivir la vida como si fuese la letra de una canción, pero aún mejor, y tendré el valor suficiente para escribir mi libro favorito, el de todos nuestros recuerdos, buenos y malos.
Un día de estos.

Anoche me di cuenta, mientras te rozaba el cabello con las yemas de los dedos, de que el presente es tan efímero que solo dura un segundo, así que te prometo (te juro), que aprovecharé cada milésima.
El tiempo es el mejor regalo que puedes dar a alguien, es una porción de tu vida que jamás recuperarás, recuérdalo.

¿Sabes? La diferencia entre hacer algo o no, es hacerlo.

El resultado.

Fearless

El día parecía estar de acuerdo con su estado de ánimo.
El cielo mantenía el tono ceniza oscuro de la noche anterior , amenazante, y las temperaturas habían descendido notablemente.
Se vistió sin prestar mucha atención a lo que hacía, inconscientemente, sin desentonar con el día. Tiñéndose de tormenta.

Un rápido vistazo en el espejo le aclaró que sus ojos no tenían nada que envidiar a las nubes, quienes también amenazaban con lluvia.
Asomó a la calle, paraguas en mano.
A lo lejos vio un atisbo de sol.
Sonrió

Al fin y al cabo, no le quería tanto.