Me miró a los ojos y me dijo:
"Siempre me ha parecido enigmático y extraño el hecho de leer."
Vió la confusión en mis ojos y se explicó.
"Un gran autor dijo una vez "La historia es siempre un relato unilateral de los hechos", nadie va a contar nunca aquello malo que hizo en su pasado, o por lo menos esa es la regla general. Pero siempre, cuando lo cuentan, cuando lo escriben, le dan un perfil propio. Creo que esa es la parte que se transmite. No la historia en sí, sino su huella.
Soy una persona influenciable y no me avergüenzo de ello. Dejo que las emociones me afecten, que me cambien, porque sentir es una de las mejores partes de la vida.
Por eso mismo me encanta leer, porque nuestros ojos son capaces de ver distintos símbolos en un texto, de interpretarlos, de crear un escenario en nuestra mente. Y esa impresión será distinta en cada persona, pero mantendrá siempre misma esencia.
Esas impresiones, esos giros que se le puede dar a un mismo texto, a una misma historia, dependiendo del humor de cada persona y su situación, son los que hacen cualquier percepción mucho más intensa.
Y para mí, esa es una de las mejores sensaciones que pueden tenerse".
Guardé silencio durante unos segundos, observando el mar a nuestro alrededor. Finalmente, le pregunté: