Recuerdo que cuando entré en la habitación estaba sonando nuestra canción favorita. Mi cuaderno estaba sobre la cama, aún abierto, esperando a que me decidiese a seguir escribiendo. Las hojas que había arrancado seguían aún en el suelo.
Suspiré. Y tú, sin precedente, me abrazaste.
"Parece que te has enfadado" murmuraste, sin poder reprimir esa media sonrisa, mirando el huracán que parecía haber pasado por mi habitación, el montón de ropa al final de mi cama y el confeti que había improvisado. "Me he perdido" susurré, y la voz se me quebró.
Me miraste, con esa mirada que lo decía todo. "No me encuentro. No se donde ha quedado todo", expliqué. "Me he perdido" repetí, y me tumbé sobre la cama.
Te tumbaste a mi lado. No sabría decir cuanto tiempo estuvimos así.
"Si te has perdido, solo tienes que encontrarte" murmuraste, rompiendo el hilo de mis pensamientos, pero no respondí. Te levantaste, de nuevo, y rebuscaste en mis cajones.
Me lanzaste un mapa y los trozos de aquello que había destruido, esas pequeñas partes de mi.
"Vamos a buscarte" concluiste, y me sorprendió mi propia voz pidiéndote que te quedases.
"Put your lips close to mine, as long as they don't touch.
Out of focus, eye to eye, 'til the gravity's too much"