domingo, 11 de septiembre de 2011

Summer lovin

Me acerqué a la piscina, al verle dentro, me senté en el bordillo, encima de su toalla. Le miré, esperándole.
Me vió y se acercó al bordillo, salió, levantándose con los brazos a la vez que movia la cabeza sacudiéndose el pelo encima mio.
-¡Tonto! ¡Me has mojado!- le repliqué.
-Ui, pobrecita la señorita, que se ha mojado.
-Pues claro- dije, secándome la cara con la toalla- ¿Que te creias? ¿Y si ahora me encojo?
Nos reimos los dos a carcajadas, a la vez que él me quitaba la toalla.
-¿Enserio? ¿Te encojes?, comprobémoslo.- Me cojió de por la cintura y me levantó, ignorándo mis gritos y mis súplicas. Pedí socorro, pero los dos sabiamos que en el fondo no queria que nadie viniese. Me agarré a él con todas mis fuerzas.
-Tranquila, si tu caes, yo contigo.- Añadió, entre risas, justo antes de saltar a la piscina, conmigo en brazos.
Nos zambullimos, intentando ahogarnos el uno al otro, riéndonos. Cada vez nos acercamos más, y cuando porfín conseguimos respirar sin tanta dificultad, me besó, lentamente. Un beso tan suave como una caricia, casi imperceptible. Nos reimos los dos. El agua dejó de estar tan fria.
Empezamos a zambullirnos de nuevo, entre risas y besos. cuando al final salimos nos sonreimos y corrimos hacia la toalla, él la cojió primero.
-Ah, genial, me mojas y me quitas la toalla, eres todo un ejemplo de caballero, ¿sabes?
-Enga, ven aquí osito amoroso- dijo, abriendo la toalla a la vez que me abrazaba, arropándome con ella.
Miramos hacia el cielo, las estrellas brillaban muchisimo, pero unas nubes tapaban algunas, el verano acababa, se notaba hasta en el cielo. De repente vimos una estrella fugaz, le abracé más fuerte y dije:
-¿La has visto?- Me sonrió y asintió con la cabeza- ¿Has pedido un deseo?
-No creo en esas cosas.
-Soso- lo acusé.
-No es que sea soso, esque mi deseo ya se ha cumplido- se escusó, mirándome a los ojos- ¿Y tú? ¿Has pedido alguno?
-Pues claro- se quedó mirándome, esperando- No esperarás que te lo cuente, ¿Verdad?, si se dice no se cumple.
Me miró fijamente, como tentándome, y me besó. Miramos otra vez el cielo.
-¿Y que, se ha cumplido?- Me preguntó.
-Sí,- le besé otra vez- ahora sí.

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